Ficha Técnica
A orillas del Bidasoa y junto al Señorío de Bértiz: densos bosques y típicos pueblos euskaldunes.
LOCALIZACIÓN
entre Oieregi (Navarra) y Behobia – Irun (Gipuzkoa). Pasando por Legasa, Doneztebe/Santesteban, Sunbilla, Igantzi, Lesaka, Bera y Endarlatsa. Navarra-Euskadi
Longitud: 42 Km
Usuarios:
Perfil
Descripción
Km. 0 / Km. 9,3 / Km. 21,1 / Km. 28,3 / Km 36 / Km 38,5 / Km 41,6
La ruta propuesta, de 42 km, comprende desde Oieregi (Navarra) hasta Behobia-Irun (Gipuzkoa) muy cerquita de la frontera con Francia. Se propone recorrerla en el sentido citado, aprovechando la suave pendiente de descenso junto al río Bidasoa desde el interior navarro hacia la bahía de Txingudi.
Este itinerario actualmente está muy bien acondicionado y forma parte de la red de rutas ciclistas europeas EuroVelo formando parte de EuroVelo 1, «La Ruta de la Costa Atlántica», que parte desde el Cabo Norte de Noruega y se está desarrollando para llegar hasta el sur de Portugal. Asimismo, es parte del proyecto transfronterizo Ederbidea (camino bonito en euskera), que conecta las ciudades de Baiona-Bayonne, Donostia-San Sebastián e Iruña-Pamplona a través de vías verdes.
Km 0
A la espera de la futura prolongación hasta Elizondo donde tuvo su origen el tren Txiquito, el inicio de la ruta por ahora no puede tener un lugar mejor. Éste se localiza fácilmente en Oieregi junto al Parque Natural del Señorío de Bertiz, (km 0) un espacio natural y antropizado al mismo tiempo merecedor de una detenida visita. Hay que saber que las bicis habrá que dejarlas a la entrada para disfrutar por su interior de los paseos a pie, sin prisas y deleitándonos con todo lo que este singular espacio natural tiene que ofrecer.
Tras la visita al Señorío, la vía arranca acondicionada hacia el oeste bordeando el final del Parque para cruzar primero la carretera NA 210 o calle San Juan Bautista y después la NA 121A por un cómodo y seguro paso inferior. La vía avanza junto a la carretera, pasamos por detrás de una estación de servicio y llegamos hasta la preciosa plaza de Legasa, pequeño pueblo del municipio de Bertizarana.
Tras bordear un complejo de grandes naves, la ruta se encamina bajo la protección de una frondosa arboleda, alcanza la corriente del Bidasoa y su bosque de ribera y, poco después, llega a la localidad de Doneztebe/Santesteban (km 6,1). Cruzamos la localidad buscando ya el norte en busca nuevamente del río que ya no nos abandonará hasta el final de la ruta.
La vía verde reaparece en el Parque Intzakardi, a la salida del pueblo en la orilla izquierda del Bidasoa, justo donde éste recibe a su afluente el río Ezkurra. Al otro lado del puente una ancha plataforma de hormigón da continuidad a la ruta y unos bancos permiten el descanso. Este es un lugar importante porque y cabe mencionar que el proyecto Ederbidea une esta vía verde con la Vía Verde del Plazaola entre Doneztebe/Santesteban y Latasa y a través de los valles de Basaburua e Imotz y las localidades de Gaztelu, Donamaria, Oiz Urrotz Beintza-Labaien y Saldias formando parte de la ruta EuroVelo1.
Km 9,3
Conviene saber que no sólo peatones y ciclistas circulan por la vía. En este tramo también lo hacen algunos vehículos que tienen acceso por la traza ferroviaria a fincas colindantes. Es recomendable estar atentos para prevenir algún susto.
Inmersos en un denso bosque, la vía atraviesa dos túneles (no especialmente oscuros), a través de los cuales y tras recorrer 4 km se llega a la villa de Sunbilla (km 9,6). Esta localidad divide sus casas entre ambas orillas del Bidasoa, quedando unidas por un magnífico puente medieval. Las casas de este pueblo son dignas de ser contempladas con detenimiento por su gran belleza. En general, todas las localidades del Baztan, Malerreka y las Cinco Villas aparecen salpicadas de hermosos pueblos y caseríos, enriquecidos por la presencia de flores en las ventanas y balcones, alegrando con sus colores los días más grises.
Pasado este pueblo, la vía penetra en un tramo donde el río se encaja más entre las montañas. El firme de hormigón pasa a ser de tierra a unos 2 km del pueblo, pero mantiene una muy buena calidad. En este tramo se atraviesa un túnel iluminado (208 m) más que fresco en su interior. El río acompaña siempre a la vía a escasos metros. Cada cierta distancia, irán apareciendo pequeños diques que alimentan centrales eléctricas y es de resaltar el trabajo efectuado para preservar la riqueza biológica del río. Para evitar que los diques impidan la remontada de los peces se han construido “escalas fluviales” por las que éstos pueden superar los desniveles. El río Bidasoa es conocido por sus salmones. Aunque la fama le viene del siglo pasado el Bidasoa sigue siendo cada año escenario del ascenso de una pequeña población de esta especie. A medio camino, nos encontraremos otra sorpresa la pasarela de Zubigain (km 12,5).
Km 21,1
Entre prados y bosques, en la orilla opuesta a la saturada carretera nacional, la vía prosigue plácidamente. Desde Sunbilla hasta Lesaka y Bera, la vía no atraviesa ningún otro núcleo urbano. Unas solitarias ruinas que ahora acogen toneladas de astillas de una maderera, son el único testimonio de la antigua estación de Igantzi (km 21,1).
La vía enfila hacia el cruce de Lesaka (km 25) atravesando el iluminado túnel de Onbordi (160 m). La zona del cruce de Lesaka, donde antaño se situaba su estación, se ha visto alterada por la construcción de una gasolinera, un aparcamiento de camiones y un hotel. Desde este punto, se puede ir hasta el núcleo urbano de Lesaka, precioso pueblo con dos torres medievales y cuidadas casas, a 2 kilómetros del trazado de la vía verde.
Km 28,3
Tras este cruce, la vía siempre al lado del río Bidasoa avanza entre zonas de gran belleza, pasando junto a algunos caseríos y prados. Se llega a un punto donde la vía cruza por un paso subterráneo la carretera N 121A sin ningún tipo de peligro. ¡Así da gusto! Y después enfilamos en recta desde donde a nuestra derecha, al otro lado del río, veremos el pueblo de Bera. Aunque la vía verde no recorra estrictamente su término municipal en el km 28,3 pasaremos muy cerca. Esta villa posee un hermoso conjunto urbano, marcado por la exuberancia de sus macetas de flores en balcones y ventanas de casas, todas de singular belleza y tipismo. El pueblo, cuna de los Baroja, se sitúa en la orilla opuesta, a la que se recomienda llegar por el precioso puente medieval de San Miguel. En su centro, una pétrea placa, en inglés y castellano, recuerda a los fusileros británicos que murieron defendiendo el puente de los soldados franceses durante la Guerra de Independencia.
Tras este punto, nuestro camino continúa hacia la frontera (o muga como dicen por aquí) con Gipuzkoa. En el entorno de Alkaiaga y Zalain-Zoko (Lesaka) el firme está asfaltado, aunque en este tramo nos podemos encontrar con algo de tráfico de los automóviles de los vecinos y vecinas que viven en estos barrios.
Un poco más adelante se recupera el firme de tierra y se entra en otro de los tramos más espectaculares de la línea: la llegada a Endarlatsa. En esta zona el Bidasoa encaja su cauce, obligando al ferrocarril a construir varios túneles para pasar por las escarpaduras. En total se cavaron cinco galerías, una de ellas de 195 m en curva. Otra posee una curiosa apertura en el lateral que da al río, formando un peculiar, aunque algo peligroso, mirador sobre el Bidasoa en un tramo encajado.
Desde el puente de Endarlatsa (km 33,8) hasta su desembocadura, el río se convierte en frontera natural. Desde aquí la vía verde continúa durante algo más de 8 km más hasta Behobia (Irun).
Km 36
Endarlatsa es una barriada compuesta por un par de caseríos que marcan la muga entre Navarra, Euskadi y Francia, y fue un hito del antiguo ferrocarril. El primigenio tren Txikito, precursor del ferrocarril del Bidasoa, tuvo aquí su origen. Las compañías mineras inglesas que actuaron por la zona montaron su centro de operaciones en este lugar. Tal era la importancia del enclave, que el ferrocarril llegó a contar con el apeadero de Endarlatsa, situado en territorio navarro. El edificio, todavía hoy en buen estado, quedará a nuestra izquierda antes de introducirnos bajo la arcada del puente de la vieja carretera.
Endarlatsa es también enclave estratégico. Su nombre está estrechamente ligado a un torreón defensivo, aún en pie, y el puente que cruzaba el Bidasoa. Porque, desde este punto hasta su desembocadura, el río se convierte en frontera natural con Francia.
Al cruzar la muga entramos de lleno en el Parque Natural Aiako Harria (Peñas de Aya). A la singular belleza de sus cumbres rocosas se une el gran interés geológico, pues constituyen el único macizo granítico y el material más antiguo de Euskadi.
Con tan sólo una ladera donde apoyarse, la vieja carretera ocupó la plataforma originaria del ferrocarril. Esta ocupación obligó a un trazado alternativo muy bien resuelto y muy cercano a la corriente del río. Así, una corta rampa nos baja al camino asfaltado que avanza en paralelo al pétreo muro que sustenta la vieja carretera. Al poco de acabar el cómodo asfalto, el camino se aleja momentáneamente del río para atravesar una abierta pradera. La amplitud permite apreciar el entorno montañoso de la ladera izquierda, la francesa. Precisamente hacia esa orilla escaparon del hambre y la represión muchos españoles. Las aguas del Bidasoa se han cruzado de manera clandestina en ambas direcciones a lo largo de la historia.
Al poco el río hace un requiebro, lugar donde se levanta el apeadero de San Miguel (km 36), un alto edificio abandonado acompañado por majestuosos plátanos de sombra. Fuera del alcance quedan su fachada principal y el cargadero de mineral que nutría a los trenes con las extracciones de ladera arriba. Para explotar el coto minero de San Fernando se puso en funcionamiento el ferrocarril de Las Tres Coronas, nombre con el que se conoce a las Peñas de Aya (Aiako Harria) en el lado francés. El tren partía de Aireko Palazioa, una espectacular casa con cantina y alojamiento para obreros que, con el paso del tiempo, sería conocida como el Palacio de los Ingleses. Elevado a unos 500 m de altitud, recorría 5 km en llano hasta el monte Pagogaña, donde partían dos potentes planos inclinados hacia el apeadero de San Miguel. Las vagonetas bajaban por estos planos inclinados a descargar el mineral que se vertía a los vagones del tren del Bidasoa.
Km 38,5
Un poco más adelante, sobre el viaducto de Laminarri de la nueva carretera se abre la espectacular garganta que sube hasta la cumbre de Pagogaña,donde destacan los restos del fuerte homónimo, construido tras la última guerra carlista. La vía verde discurre ahora en paralelo a una vieja carretera y tras una rampa de descenso y otra de ascenso, llegaremos a un área de descanso (km 37).
Las laderas montañosas se alejan nuevamente y la vega se ensancha. En el lado francés se aprecian con nitidez la imponente barrera montañosa del col des Joncs, el col d´Osin (Osinkocelaia) y el Xoldokogaina. En la ribera se dispersan los caseríos de Ihiztoki y Arroupea, pintados de blanco con ribetes de madera y piedra y en medio queda la plataforma aluvial en la que predominan cultivos de maíz y pequeños huertos.
Al concluir la vega (38,5 km), la vía sube al nivel de la carretera y desemboca ante la gran rotonda que da acceso a la zona industrial de Zaisa. Comienza la conurbación de Irun. Sin opciones de seguir el trazado original del ferrocarril se circunvala el centro de transportes de Irun. En contra de lo que pudiera creerse, naves, muelles y cientos de camiones quedan ocultos tras una masa arbustiva. Sumergida en un túnel vegetal la vía verde se vuelve aún más verde. Un paseo asfaltado e iluminado donde se suceden puestos de pesca que sirven de sugestivos miradores a un plácido río que está ya bajo los efectos de la marea marítima.
Km 41,6
Se pasa bajo el puente de la autovía A 8 y la ruta desemboca en el puente de Pausu (41,6 km). Éste permite el paso de un país a otro y comunica Behobia con su homóloga francesa. Este, podría ser el punto final de la ruta, pero el carril bici se prolonga unos metros más río abajo, atravesando los jardines inmediatos a la Alcaldía de Sacas, pequeña aduana que funcionó hasta mediados del siglo XIX. La vía verde concluye definitivamente a la altura de la isla de los Faisanes (42 km), islote situado en medio del Bidasoa que separa las orillas de Irun y Hendaia, y que desde el pacto de los Pirineos, alterna su titularidad: seis meses al año es española y los otros seis es francesa.
Si alguien aún tiene ganas de recorrer algunos kilómetros más se recomienda llegar a Hondarribia, villa con playa y un excepcional casco antiguo. Desde allí una magnífica ruta sube la infernal (por lo duro de su pendiente) rampa del Jaizkibel. Esta cima acogió varias atalayas de vigía, hoy miradores desde los que se contempla -si no hay nieblas- la más excepcional perspectiva de la desembocadura del Bidasoa. Otra ruta permite acercarnos llegar hasta el cabo Higer, en el extremo noroccidental de la bahía del Txingudi. Sin duda, todos ellos finales de excepción junto al mar.
En el puente de Pausu también podemos enlazar con la continuación de la Eurovelo 1 hacia Francia donde arranca la conocida Velodyssee, o la ruta francesa de la Eurovelo 1 Costa Atlántica. Con sus 1.200 km, es el recorrido cicloturista más largo del país. Atraviesa las regiones de Aquitania, País del Loira y Bretaña, uniendo la ciudad de Hendaya con Roscoff.